Un hecho – El arsenal de Carrizal Bajo

El día 6 de Agosto de 1986 Carrizal Bajo, un tranquilo pueblo de pescadores en la tercera región, desconocido por la mayoría de la población, pasó a acaparar el centro de la atención nacional. El CNI acababa de descubrir un enorme arsenal, nada menos que 80 toneladas de material bélico de primera calidad: 3.383 fusiles M16A, 146 fusiles FAL, 123 lanzacohetes RPG-7, 2.400 paquetes de medio kilo de dinamita, 180 lanzacohetes M72 LAW, 800 kilos del explosivos C-4, suficientes para volar varias cuadras de edificios, dos mil granadas de mano y munición en abundancia para esas armas. Durante las semanas siguientes se encontraron más arsenales distribuidos a lo largo de Chile, pero ninguno alcanzaba ni de lejos la importancia de éste.

El descubrimiento de este arsenal puso en guardia al gobierno militar, que no dudó en endurecer la represión contra cualquier tipo de oposición hacia el orden establecido viniera de donde viniera. La tímida apertura hacia la democracia -manifestada por publicaciones críticas con el gobierno militar como “Fortín Mapocho”, “Apsi” y “Cauce”- fue cerrada de un portazo, y las palabras como ‘toque de queda’, ‘allanamiento’ y ‘ley marcial’ se hicieron comunes para los chilenos, sobre todo después del fallido intento de asesinato de Pinochet en el cajón del Maipo unas semanas después. Además, las fuerzas de oposición moderadas -léase la Alianza Democrática- decidieron distanciarse de los grupos de extrema izquierda que proclamaban la lucha armada como camino para recuperar la democracia.

Detrás de ambas acciones -el desembarco del material bélico y la emboscada en el cajón del Maipo- estaba el Frente Patriótico Manuel Rodriguez, un grupo armado de resistencia contra el gobierno establecido en 1983 por el Partido Comunista chileno y respaldado desde La Habana con el beneplácito de la URSS. No nos olvidemos, estimado lector, que estamos hablando de los años 80, de la época de personajes como Reagan, cuando las grandes potencias usaban el tercer mundo como un enorme tablero de ajedrez y apoyaban a déspotas leales e intentaban derrocar regímenes contrarios financiando movimientos insurgentes, es decir, grupos guerrilleros con tácticas a menudo terroristas. Tanto el régimen de Pinochet como los propósitos del FPMR eran precisamente parte de ese gran juego entre las potencias.

El FPMR fue concebido en La Habana en 1974, en un encuentro entre Castro y dirigentes del PC exiliados después del golpe de estado. A partir de entonces, tanto en Cuba como en la República Democrática Alemana, docenas de jóvenes exiliados recibieron entrenamiento paramilitar, e incluso combatieron en Nicaragua, preparándose para volver a Chile con el fusil en la mano y derrocar el gobierno de Pinochet. Los primeros “comandantes” empezaron a entrar a Chile de forma clandestina entre Julio y Septiembre de 1983, y dijeron ‘aquí estoy yo’ cuando una serie de bombas en torres eléctricas dejaron a oscuras las regiones centrales.

La violencia y la sofisticación de las acciones del FPMR fueron en ascenso: en sus primeros cuatro años, el grupo armado cometería nada menos que siete mil atentados. Yo recuerdo dos en particular: En una ocasión intervinieron la señal de audio de Televisión Nacional a la hora del noticiero, y una grabación de propaganda reemplazó la voz de los presentadores de las noticias. La otra fue cuando dejaron la zona central del país a oscuras pocos minutos después de la medianoche del 31 de Diciembre de 1985, ¿te acuerdas?

Por llamativas que fueran las acciones del Frente Manuel Rodríguez, todo aquello era sólo la preparación para lo que la cúpula directiva planeaba hacer en Chile: derrocar el régimen militar e instaurar en Chile una república socialista al estilo de la cubana, y cuanto antes mejor, porque la oposición moderada al gobierno militar estaba ganando terreno con iniciativas, como el Acuerdo Nacional para la Transición a la Plena Democracia, que term,inarían desembocando en el plebiscito de 1988. Por tanto, el PC se fijó como objetivo el derrocar a Pinochet en 1986, el que ellos llamaron “El Año Decisivo”.

El desembarco del material bélico desde un carguero cubano en alta mar a la playa de Carrizal Bajo se realizó sin problemas; sin embargo, los componentes del FPMR encargados de recibir el material se comportaron de forma indiscreta e irresponsable, lo que despertó las sospechas de los pobladores de Carrizal Bajo. ¿Quiénes eran estos señores que compraron dos pesqueros y los pagaron en efectivo? ¿Para qué era el equipo de comunicaciones tan caro y sofisticado que encargaron instalar en esos barcos? Desde luego, aquellos bravos combatientes por la libertad no encajaban demasiado con la población local. Aunque lo más llamativo fue cuando arrendaron una avioneta y volaron a Caldera donde se fueron a un prostíbulo a celebrar ¡cantando la Internacional a todo pulmón! Con personajes así, lo raro es que no hubieran sido descubiertos mucho antes.

En fin, el CNI encontró las armas y no tardaron en caer 21 implicados. El golpe para el FPMR fue devastador: no sólo se quedó sin armas para la “Sublevación Nacional” que planeaba; también la ineficiencia demostrada por el equipo calaría hondo en la cúpula del Frente. Si bien pequeños ingresos posteriores de armamento a través de la frontera con Argentina paliaron algo el fracaso, el FPMR nunca pudo recuperarse, ni material ni moralmente. 1986 fue un año decisivo, sí, pero no en la forma que el Frente esperaba.

En fin, pasados los años y reinstaurada la democracia en Chile, el FPMR se escindió en dos facciones: una pasó a ser un partido político situado a la izquierda del Partido Comunista, y la otra aún abraza la lucha armada, aunque con argumentos más bien poco convincentes.

Pasados ya casi 20 años desde el hallazgo de aquel arsenal, me pregunto qué habría pasado si el Frente hubiera conservado el desembarco en secreto y las armas hubieran sido distribuidas entre los comandos. ¿habría conseguido el FPMR derrocar al régimen militar? ¿Habrían sido barridos por las FF.AA., bastante bien equipadas y entrenadas? ¿Se habría empantanado la situación durante décadas, tal y como pasó en Colombia? ¿Volvería Chile a una época de terror similar a la vivida los meses siguientes al golpe de estado? Lo único claro es que en cualquiera de esas circunstancias el derramamiento de sangre parece garantizado, tanto por las dos partes implicadas como la de la gente que está en medio, las víctimas colaterales de siempre. ¿Y qué habría pasado en Chile si el Frente hubiese resultado victorioso? ¿Se habría fundado una república socialista? ¿Habría intervenido el ejército estadounidense a favor del gobierno militar?

La verdad sea dicha, ninguna de esas alternativas me parece demasiado prometedora, así que te confesaré, querido lector, que me alegra que aquel arsenal de Carrizal Bajo haya sido descubierto hace ahora casi 20 años.