Los Tente

La verdad sea dicha, no me puedo quejar de la nińez que tuve. Pertenezco a la generación que nació a la vez que los videojuegos, y me han entretenido muchísimo a lo largo de los ańos, en días de verano, sea en la casa de algún amigo compartiendo joysticks, o bien en los salones de recreativas cambiando mis preciadas moneditas por fichas que me permitirían pelear contra extraterrestres con forma de insecto, comer cientos de pixeles mientras escapaba de coloridos fantasmas, manejar como loco en un laberinto surrealista o bien sacarle la mugre a ejércitos de pixelados enemigos.

Pero en mi infancia no todo fueron videojuegos. Tuve, además, la enorme fortuna de entretenerme con los juguetes tradicionales, los que no requieren ni de baterías, ni cables, ni instrucciones complejas. Entre todos estos juegos, uno de los favoritos de mi nińez fueron los TENTE, el famoso juego para armar, o más bien, un puzzle en tres dimensiones, un monton de piezas genéricas esperando que tú, cabro/a chico/a, le dediques parte de tu tiempo e ingenio para darle forma.

Los Tente estaban fabricados en Espańa, y podríamos denominarlos la versión latina de los ultrafamosos Lego. La empresa que los llevó al mercado es la famosa Exin, fabricante espańol de juguetes cuyos lanzamientos eran los sueńos dorados de los nińos espańoles en los ańos 70 y 80, como el recordado CinExin, un proyector de películas dedicado al público infantil, de escasa difusión en Chile pero enormemente popular en Espańa, y los Exin Castillos, también un juego para armar, pero en este caso basado sólo en la construcción de castillos medievales.

Los ladrillos básicos de los Tente eran un poco más pequeńos que los de Lego, e incluían un agujerito en las piezas de conexión que permitían conectar piezas de forma diferente. Fue posiblemente este orificio el que hizo que una demanda en contra de Tente por parte de Lego fallara a favor de la empresa espańola: los Tente, más que una mera copia, eran una adaptación muy afortunada de la idea original, lo que los diferenciaba de las piezas más grande y en apariencia toscas de los Lego. Además, las piezas eran muy sólidas en general (excepto algunos detallitos, como mástiles y pequeńos accesorios) y aguantaban muy bien los embates de la furia infantil. De hecho, con los restos de mi una vez fantástica colección de barcos, me armé una pequeńa ‘nave espacial’ que arrojaba al suelo con bastante furia para ver cómo se desintegraba en pedacitos al impactar contra el suelo de mi pieza, y si bien la nave no sobrevivía al impacto, los ladrillos básicos resistían el maltrato con admirable entereza.

Los primeros kits de Tente salieron al mercado en 1972, y fueron un gran éxito en Espańa desde el primer momento. Con el paso de los ańos, se ańadieron nuevos kits y colecciones, de tal forma que cuando los Tente llegaron a Chile en los primeros ańos 80, había una gran gama de Tentes en seis colecciones diferentes: Elephant, la básica para nińos de menos de 5 ańos, Aire (compuesta por helicópteros), Mar (es decir, barcos), Cosmic (naves espaciales), Scorpion (vehículos militares) y Ruta (camiones). ImagePosteriormente se unirían otras series, como las series Combi, que consistían en kits que podían ser combinados entre sí, o los sortprendentes Roblock, inspirados en los Transformers, que te permitían hacer ingeniosos modelos transformables con los ladrillitos de colores.

La empresa Exin cerró sus puertas definitivamente en 1993, una víctima más de la crisis en el sector de los juguetes causada por la irrupción de los videojuegos. Sin embargo, los derechos de los Tente fueron comprados por la también espańola Educa-Borrás, que todavía saca al mercado espańol kits con las nuevas propuestas de Tente. La colección, por lo que veo, se basa hoy en día en barcos famosos más que en buques genéricos sin nombre, así que están disponibles el famoso Titanic, el Queen Elizabeth II y el precioso Juan Sebastián Elcano, entre otros, además de una peculiar colección de vehículos de obras públicas que incluyen… juegos para computadora (?).

El ferry de TenteTodos los kits de Tente que tuve en mi nińez fueron exclusivamente de la colección de barcos. Recuerdo que el primer contacto que tuve con esa colección fue en las navidades de 1979, cuando los reyes magos me dejaron el ferry de Tente junto con un tren a escala y algo de carbón dulce. 🙂 (En Espańa es costumbre que los reyes magos te dejen carbón en vez de juguetes si no te portas bien durante el ańo). El modelo me lo armaron mi hermana mayor y mi madre, y yo y mis seis ańitos quedamos fascinados con el modelo, con su puente y sus camioncitos y sus huequitos interiores. Sin embargo, ese modelo duró bastante poco armado, a pesar de lo lindo que era, no sobrevivió a las ganas de desarmar todo lo que caía en mis manos para curiosear cómo estaba hecho.

En 1982, ya instalado acá en Chile, el viejo pascuero me dejó un destructor antisubmarinos de Tente, y este sería el primer barco en una colección que llegaría a su apogeo en 1986, fecha en la que empecé a dejar de lado las piezas básicas para meterme en el mundo más complejo de las maquetas a escala de plástico, con especial preferencia por los modelos de aviones. Pero esa es otra historia.

A medida que fueron pasando los ańos, mi colección de barcos, tanto civiles como militares, fue aumentando. Recuerdo haber tenido, entre otros, el buque hospital y el butanero de la serie ‘Combi’, una caja llamada “Los colosos de océano, que incluía un barco observatorio, un transporte de frutas, un rompehielos y un fabuloso buque hospital, un ‘hovercraft’ con motor incluido (que lo único que hacía era vibrar para que el barco se moviera), un barco de investigación oceánica llamado ‘Calixto’ evidentemente inspirado en el Calypso de Jacques Cousteau, y un buque de desembarco cuya proa esaba articulada y permitía el ‘desembarco’ de los ubicuos camioncitos de Tente.

Pero la joya de mi corona era el portaaviones, enorme, con más de 100 piezas y con sus avioncitos y helicópteros además de dos elevadores que permitían subir y bajar los aviones desde el hangar debajo de la cubierta. Un verdadero tesoro que mis padres me compraron en Espańa en 1984, concretamente en El Corte Inglés en Sevilla, adonde íbamos cuando visitábamos Espańa una vez por ańo para una maratónica jornada donde comprábamos lo que no se podía conseguir en el Chile de los ańos 80. Me acuerdo de ese día perfectamente, de ver la enorme caja del buque de Tente en mis manos, de abrir los paquetes de plástico transparente con ese olor tan singular, y de ver la enorme cantidad de piezas que esperaban que mis dedos los ensamblaran para convertirse en el orgullo de mi flota. Era tanta mi felicidad con esa adquisición que recuerdo que aquella noche hasta sońé con mi portaaviones. Por alguna razón, los sentimientos son mucho más intenso cuando tienes 11 ańos. Hoy en día, ningún objeto me podría brindar la la sincera felicidad que sentí aquel día de Agosto de 1985.

Hoy en día, gracias a Internet, es posible adquirir los kits antiguos, que a estas alturas se han convertido en objetos de coleccionista, aunque hoy en día son en general más caros de adqueirir que en los ańos 80, y eso es que no eran precisamente baratos. eBay Espańa, por ejemplo, tiene una sección dedicada a los Tentes y Legos.Por otra parte, gracias a Internet, abundan los clubs de fans de estos excelentes juegos armables, como por ejemplo, La Tenteca, con sus activos foros y concursos.

Qué duda cabe, entre medio de tantas consolas, juegos electrónicos y computadores, es siempre bueno para los nińos el jugar con objetos que desarrolen la imaginación, como los juegos de armar. Y, una vez armado, un Lego te dará horas y horas de entretenimiento, sin más energía que la que los cabros les den. ĄHurra por los Tente!