Juego de consola: Pac-Man para Atari 2600
Vamos a suponer que estamos en 1981 ó 1982. Y vamos a suponer que tú, mi querido lector, eres un chicoco de 7 u 8 años, un cabro normal, tal vez un poquito mateo y no demasiado popular entre tus compañeros de curso o barrio. Uno más del montón, como tu o yo.
Y vamos a suponer que, tus papás van al Sears que acaban de abrir en el flamante Parque Arauco y te compran un Atari por tu cumpleaños, tus buenas notas o lo que sea, o bien el viejo pascuero te deja uno bajo el árbol de navidad.
Vas a ver cómo tu popularidad sube como la espuma. De repente, los que antes te ignoraban o burlaban de tu guata/cabeza/nariz/anteojos/etc se hacen amistosos y agradables de la noche a la mañana, y el living de tu casa, el lugar donde ese aparatito con forma de caja aplastada ha sido instalado bajo EL televisor de la casa, se convierte en lugar de peregrinación obligada de vecinos de tu edad y compañeros de curso, que vienen a rendir tributo al chisme como si de una icono religioso se tratara.
Es que el Atari 2600, el “atari” de toda la vida, aparte de ser uno de los heraldos de la informatización masiva que ya nos iba invadiendo poco a poco, fue también todo un acontecimiento sociológico cuya importancia se nos escapa ahora que la tecnología es parte cotidiana de nuestras vidas.
El Atari 2600 nació en 1977 -el año del estreno de “la guerra de las galaxias”-, para reemplazar el ultrafamoso ‘pong’, de 1975, cuya popularidad decrecía rápidamente a causa de la saturación del mercado por parte de compañías asiáticas que sacaron docenas de clones baratos. Sus diseñadores planearon hacer una consola cuyos juegos pudieran ser intercambiados fácilmente usando ‘cartuchos’ que contenían el software en una tarjetita de memoria previamente impresa -exactamente lo mismo que hacemos hoy en día con las memorias extraíbles, sólo que por aquel entonces la tarjeta ya venía grabada de fábrica-. Creyeron que esa nueva consola tendría una vida comercial de alrededor de dos años, y que se diseñarían sólo 9 ó 10 juegos a lo largo de su vida útil.
Fue por aquel entonces cuando el Space Invaders se convirtió en un fenómeno de ventas. Atari tuvo la excelente idea de licenciar el juego y hacer una versión para el Atari 2600, y… el éxito fue fenomenal, y Atari vendió millones de consolas en todo el mundo.
En 1980 se lanzó el Pac-Man en las recreativas, que se convirtió en el éxito que todos conocemos hoy en día. La compañía Atari se aseguró de forma inmediata la ‘exclusiva’ para lanzar la primera versión de videoconsola del juego y adelantarse a la competencia de la Intellivision y la Oddyssey 2. ¡Imagínate la expectativa de la gente cuando se anunció que la mejor videoconsola del momento iba a lanzar el mejor videojuego del momento!
Pero la versión de Atari del Pac-Man fue un desastre de crítica espantoso, sobre todo teniendo en cuenta las excelentes traducciones de juegos de recreativas populares que se habían hecho con anterioridad, como el ya mencionado Space Invaders y Berzerk. El laberinto no era el mismo, tenía los colores cambiados, las salidas de la pantalla estaban arriba y abajo en vez de en los costados, los fantasmas parpadeaban de forma espantosa, el Pac-Man que salía en el Atari no se parecía en nada al ‘comecocos’ que todos conocemos, y la frutita que daba puntos extra pasó a ser un rectángulo fome en medio de la pantalla. Y los sonidos, aunque eran entretenidos y originales (para venir de un Atari 2600, claro), no tenían nada que ver con el original.
De acuerdo por lo que leo en Wikipedia acerca de este juego, las prisas tuvieron una parte importante en esa debacle. Parece ser que, una vez conseguida la licencia de Namco, el departamento de márketing de Atari quería sacar el juego cuanto antes, puesto que la temporada navideña de 1981 se acercaba y ellos no se la querían perder. Cuando le preguntaron a uno de sus programadores, Tod Frye, si podía realizar una versión del Pac-Man, Tod les dijo que estaba trabajando en ello y les mostró un prototipo del juego. Los directivos tomaron la decisión de lanzar el prototipo tal y como estaba. La jugada salió más o menos bien, ya que al final vendieron diez millones de cartuchos, aunque como produjeron doce millones, los almacenes se encontraron con dos millones de cartuchos que, como nadie quería, al final tuvieron que ser destruidos. Parece un aviso de lo que pasaría poco tiempo después con E.T., un juego taaan maaaaalo que forzó la bancarrota de Atari y la pérdida de más de seiscientos millones de dólares.
Qué quieres que te diga, amigo lector. Si pusiéramos juntos todas las versiones que se hicieron del Pac-Man para computadoras o consolas, la del ‘Atari’ queda muy mal parada. Pero eso es sólo si lo comparamos con las otras versiones del juego. Compararlo con los juegos disponibles para el Atari 2600 ya es otro cantar, ¿no te parece?
Por eso se hizo tan popular, y por eso, aún tantos años después de haber jugado, sus sonidos metálicos y artificiales te resultarán familiares: porque los habrás jugado miles de veces y te traerán recuerdos de cuando tú tenías uno y te hiciste popular en tu clase o barrio, o bien cuando a un amigo tuyo le regalaron uno y te hiciste suuuuper amigo de él, para poder jugar al Pac-Man sin tener que pagar las fichas, aunque fuera en una versión tan poco afortunada.